El mundo, en todo el transcurso de la era moderna, ha estado plagado de luchas guerrilleras, estallidos rebeldes y luchas socio-políticas de cualquier dimensión, pero en muy pocas insurgen realmente los pueblos, cobrando vida e identidad como cuerpos de liberación que se constituyen desde su propio levantamiento. La relación lucha-pensamiento-trascendencia de un pueblo, tríada expresada en una política que se afianza en los acontecimientos producidos de una determinada situación, se logra muy raras veces. Esta vez, en el escenario de las guerras que el imperialismo ha generado directa o indirectamente en las últimas décadas en el Medio Oriente, esa tríada vuelve a brotar alrededor del sur montañoso de Turquía y su caída sobre los valles verdes al norte de Siria. Es la región kurda de Rojava donde se presenta esta síntesis, sostenida política y militarmente por las milicias y partidos revolucionarios allí organizados, extendidos desde el estallido de la guerra civil en Siria, e inspirados por lo que ha sido la revolución del pensamiento político de su líder histórico, preso en Turquía desde hace 17 años, Abdullah Öcalan; personaje clave en esta historia lograda, cuya “siembra” en Rojava a lo largo de dos décadas ha sido determinante para el desenlace que hoy acompañamos.
Este trabajo pretende adentrarse en este acontecimiento, tratando de entender los nudos esenciales de un pensamiento que se ha traducido en política y estrategia del pueblo kurdo revolucionario. Sostenemos que en estas tierras donde se libra una de las batallas libertarias más importantes del mundo, escenario de guerra donde intervienen todas las potencias imperiales del mundo actual, en una dura lucha de hegemonía y control estratégico del territorio, por donde transita el mayor comercio petrolero y gasífero del mundo, además de los puentes que unen a Asia y Europa. El “Medio Oriente” es en realidad el centro estratégico de la humanidad, lugar donde nacieron las primeras civilizaciones humanas, las primeras ciudades, los Estados centralizados y la escritura. Hablamos de una batalla clave para el futuro de la humanidad, cuyos elementos sustanciales sólo los hemos conocido en las pantallas de las grandes corporaciones de la información, limitadas a sus aspectos fenoménicos exteriores: batallas, destrucciones, agentes políticos, militares y religiosos implicados, alianzas y enfrentamientos, migraciones poblacionales que huyen de la guerra; sin tomar en cuenta que en esta confrontación general subyace una lucha de clases entre pueblos empobrecidos que históricamente han sido utilizados en provecho de políticas mercenarias internas, barbaries religiosas aupadas por los grandes Estados y la OTAN, agentes de dominio que desde distintas posiciones e intereses sirven para reforzar la presencia imperial.
Es aquí donde toma una importancia clave y trascendental la lucha del pueblo kurdo, expresión de una larga resistencia política y guerrillera al interno del Estado turco, que se extiende en estos últimos años de guerra generalizada hacia el norte de Siria, e Irak hasta las zonas kurdas de Irán. Un vasto pueblo sin Estado, de más de 40 millones de personas y una enorme diáspora en Europa de aproximadamente 5 millones, que (apartando sus agentes colaboracionistas, ligados a los intereses de las castas dominantes, que siempre ha tenido) ha logrado configurar un complejo laberinto político-militar sustentado políticamente en las líneas estratégica de una organización madre fundamental: el PKK (Partido de los Trabajadores/as del Kurdistán), en cuyo avance podemos verificar en qué medida la tríada mágica de la política revolucionaria: lucha-pensamiento-trascendencia de un pueblo, se está logrando, creando un eco que se extiende sobre el mundo entero.
El falso e hipócrita dilema que pretende vender la OTAN y el gobierno de EEUU de una supuesta democracia confrontada con las dictaduras locales y el terrorismo islámico, es un argumento que se diluye al evidenciarse los niveles de alianza estrecha entre los regímenes de despotismo como el de Arabia Saudita, Qatar, Emiratos, y la misma Turquía. Es develado por una verdadera política de liberación de los pueblos, de las mujeres, de la relación con la naturaleza, en confrontación abierta con los despotismos de Estado, el imperialismo y las barbaries islámicas. La política de liberación kurda, expresada en sus partidos, guerrillas, milicias territoriales y urbanas, de hombres y mujeres, frentes sociales y confederación de comunidades, poco a poco va atrayendo a otros pueblos, garantizando no sólo las grandes y pequeñas victorias militares en el norte de Siria, sino generando un bloque hegemónico revolucionario, que supera el chauvinismo nacionalista y se convierte en una línea de liberación válida para los pueblos y culturas del Medio Oriente. No por casualidad mientras se ejercen acciones laterales de solidaridad por parte de EEUU hacia las milicias kurdas en Siria, al mismo tiempo se ha utilizado al régimen de Erdogan en Turquía como punta de lanza para atacar la verdadera revolución social que representan los kurdos dentro y fuera de Turquía, provocando actualmente un verdadero genocidio sobre la zona kurda del Cirze, e impidiendo su presencia en las conversaciones de Ginebra. Se hace bajo la acusación de “terroristas” que tiene larga data con respecto al PKK, y que todos los países europeos reiteran abiertamente, siendo víctimas de esto militantes y periodistas que han sido encarcelados en sus países por colaborar con la causa de liberación kurda. Se trata sin duda de una revolución en curso que es temida por todos, aunque por razones tácticas en algún momento la necesiten en el terreno de batalla. Solamente los rusos pragmáticamente parecen conscientes, después de la contundente prueba de poderío militar que han demostrado en Siria, han sido claros respecto a los kurdos más allá de las declaraciones a su favor. El ejército y gobierno Sirio en algunos lugares como Alepo y Al-Raqa hoy luchan junto a los kurdos y el Ejército Democrático de Siria (frente militar con otras naciones al interno de Siria construido desde las milicias kurdas, apoyado tácticamente por los EEUU en su avance sobre Al-Raqa) en diversos frentes de batalla; sin embargo el gobierno Sirio no da su mano a torcer frente a la propuesta confederativa constitucional que proponen los kurdos, lo que los ha llevado a esporádicos enfrentamientos como el sucedido en Qamishla, sumando algunas declaraciones confrontadas. Es decir, es una guerra de pueblos contra el gobierno de las clases dominantes Sirias que aparentemente proseguirá de forma indefinida.
Por todas estas razones nos interesa conocer y divulgar los aspectos esenciales de esta lucha y el pensamiento fundante de ella. Es la historia de una de las tantas células de combate libertario que día a día se forman en el mundo, con los más diversos destinos, pero que en este caso ha logrado una trascendencia extraordinaria.
De esta experiencia podemos recoger los intentos en proceso de desarrollo de un poder constituyente originario, que no va dirigido al separatismo y la formación de nuevos Estados sino a la constitución de ciudades y territorios de autogobierno y puesta en práctica del proyecto de Confederalismo Democrático. Las iniciativas llevadas adelante en diversas ciudades turcas sobre el territorio del Kurdistán, donde se ha intentado a pesar de la represión que continúa, desobedecer al actual gobierno turco. Y la iniciativa ya muy avanzada dentro del norte de Siria llamada Confederación Democrática del Norte de Siria, donde comunidades kurdas, además de turcómanas, asirias, árabes, procederán a la formación de un territorio autónomo y de autogobierno revolucionario; en septiembre de 2016 fue aprobado el texto constituyente de esta forma de gobierno.
Este escenario se desarrolla dentro de una zona geopolíticamente centrada por la pugna del control de áreas verdes y húmedas de las montañas y valles contiguos, zonas claves para el paso de fuentes de gas y petróleo, que es sin duda el punto de partida de este genocidio con más de doscientos años de historia; es decir, con la entrada la modernidad capitalista en el Oriente Medio, a partir del siglo XIX. Una lucha desde las bases de un pueblo oprimido históricamente, quiebra la hegemonía a la lógica geopolítica y se presenta capaz de abrir una cuña a la lucha libertaria. Su devenir es incierto y no tenemos dudas que sucederá con ella lo que pasa con todas las grandes revoluciones, que tendrá que valerse de sus propias fuerzas para enfrentar a todos los Estados, mercenarios y órdenes particulares de dominación, que son, más allá de sus contradicciones particulares, parte de un único orden global de dominio. Los rusos parecieran ser la alianza táctica más importante, con posibilidades de hacerse estratégica; pero también estos tomarán parte por un Estado Sirio que si sobrevive jamás aceptará una revolución social a su interno. Las cartas están echadas e irán mostrando la suerte de este gran pueblo que se va ganando la solidaridad del mundo.