El Fondo Editorial Ambrosía y sus Origenes
Indefectible, Chronos se aprestaba a iniciar una vez más su rigurosa y continua tarea: cambiar los oleos y mantener permanentemente encendidas las candilejas del tiempo a fin de dar cumplimiento a lo inexorable: alumbrar un nuevo giro de Gaia alrededor del Astro rey, mientras la falleciente centuria y junto con ella el segundo milenio, también en agonía, comenzaban a dar sus estertores finales, cuando en un mes de los últimos de la fila correspondiente al año zaguero de aquel siglo XX, en una soleada vespertina caraqueña coincidían en la Dulcinea de la Candelaria tres quijotes venezolanos, por esas azarientas coincidencias de la existencia nacidos en el oriente de la nación cuya paternidad la Historia atribuye a Simón Bolívar, quienes además de la región natal y del sibarítico placer de aderezar sus tertulias vespertinas degustando un buen expresso o en su defecto un gélido tercio de una espumante “rubia”, junto con su inclinación hacia el menos rentable de los oficios visto desde la perspectiva financiera, no obstante uno de los más redituables al espíritu de los hombres, también compartían la frustración ante la dificultad de vencer los obstáculos de toda índole presentes en sus intentos de transitar la difícil ruta de la senda editorial cuyo destino sólo era ver publicadas sus obras en alguna editorial patrocinada por el Estado Venezolano.
Aquella tarde de Agosto de 1999, Emmanuel Azócar (ⴕ2000, El Tigre, Anzoátegui), Julián Márquez (Caripito, Monagas) y Gilberto Petit (Puerto La Cruz, Anzoátegui), cultores del arte de la escritura en cualquiera de sus expresiones, sedientos y ansiosos por ver sus creaciones literarias fuera del horno, convertidas en libros y en manos de cualquier ávido lector practicante del Buen Leer, entre los cafés y las milhojas de rigor consumidos aquella tarde, darían forma a sus sueños y deseos literarios tomando de común acuerdo la decisión de crear una editorial cuya principal misión sería la de propiciar la edición de las obras escritas por aquellos escritores, más que noveles, desconocidos, aun sin publicar, eso sí, con la exigencia por parte de los futuros editores de poseer una alta calidad escritural. Surgiría así, de ese pequeño e íntimo conclave, el que a la postre y tras barajar alternativas para su nombre finalmente decidirían inscribir en el registro civil con la denominación de Fondo Editorial Ambrosía, estableciendo seis colecciones para los distintos géneros a ser editados: La Niña Vegetal (Narrativa), Trilce (Poesía), La máscara la transparencia (Ensayo), La otra vertiente (Narrativa), Palabra Proteica (Novela) y Acto Cultural (Dramaturgia).
Tras asumir la responsabilidad de ser su primer Director Emmanuel Azócar con la compañía de Julián Márquez en el desempeño de la Coordinación Literaria el Fondo iniciará su andadura inaugurando su producción editorial con el poemario Piedra Sobre Piel de Gilberto Petit, publicado en octubre de 1999, a éste seguirían Simulacro de Helena (Julián Márquez) y Desadaptado (poemario escrito por Roger Herrera), siendo She (Emmanuel Azocar) el cuarto libro editado por el FEA. A pesar de las dificultades, las carencias financieras y las decisiones inherentes a la política editorial del Ministerio del Poder Popular de la Cultura, a la postre conducirían a la desaparición de las editoriales alternativas de Venezuela, el Fondo Editorial Ambrosía, aún en lucha contra la corriente al permanecer activo, ha logrado publicar alrededor de una veintena de libros sin contar los que aún permanecen en lista de espera para salir del horno.